- ¿Le ha sorprendido ganar el premio Nobel de Literatura?
- Muchísimo, sobre todo porque me esperaba el de Física
Arthur Koestler: El polifacético escritor, periodista y activista político de origen húngaro, no entendía la necesidad de algunas personas de conocer personalmente a sus ídolos.
Cierto día, tras ser saludado fervientemente por un admirador, Koestler comentó:
- Es como si te gusta el foie y ansías saludar personalmente a la oca.
Jacinto Benavente: Recibió la visita de un conocido suyo, el cual no tenía gran éxito como dramaturgo.
Durante el recorrido por la casa, el invitado quedó asombrado por la amplia biblioteca que poseía el premio Nobel y exclamó:
- ¡Vaya don Jacinto! Con tantos libros ya se pueden escribir buenas comedias
Benavente le respondió agudamente:
- Pues adelante, amigo mío, están a su disposición
Jorge Luis Borges: Siendo profesor de Filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires, le pidió a una alumna su opinión sobre la obra de William Shakespeare. Ésta contestó:
- Me aburre
Pero al instante puntualizó:
- Al menos lo que ha escrito hasta ahora.
Borges, sin alterarse, le respondió:
-Tal vez Shakespeare todavía no escribió para vos. A lo mejor dentro de cinco años lo hace.
Jacinto Benavente: Durante una de sus habituales tertulias literarias, decía grandes elogios de Ramón María del Valle-Inclán, del que decía que era uno de los más valiosos escritores que tenía España.
- Pues don Ramón- le interrumpe uno de los contertulios -no opina lo mismo de usted
Benavente replicó inmediatamente con su característica agudeza verbal:
- A lo mejor estamos equivocados los dos.
Yadhira García López
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